Con el último hilito de oxígeno que me quedaba, me bajé junto con el resto del pasaje del Tren a las Nubes en la estación San Antonio de los Cobres y me subí a la traffic que me llevaría a la excursión por Jujuy y me devolvería al día siguiente a Salta. Como les conté en el post anterior, un par de aspirinas después empecé a recuperarme del apunamiento y a disfrutar el paseo. Yo contraté el servicio de Tren a las Nubes + Humahuaca que es como este pero no se si estará vigente el paquete completo, igual supongo que podrán contratar por un lado el tren y por el otro lado la excursión terrestre.
Desde San Antonio de los Cobres partimos hacia las Salinas Grandes por la famosa Ruta 40 con diversas paradas para sacar fotos a llamas y guanacos -cosa que no hice porque estaba en calidad de bolsa de canto rodado en una de las butacas del minubus- y más o menos en 1 hora llegamos a las Salinas Grandes que… bueno, es bastante una porquería 😀 En unos 3 minutos, que se agotan rápido, para sacarse las famosas fotos saltando y haciendo payasadas ya te podés ir. Hay un bar que es horrible y caro y un baño horrible y pago y frío como la san puta ni bien cae el sol (en invierno, por lo menos). De ahí por la Cuesta del Lipán hasta Purmamarca que es lo más lindo de todo.
En Purmamarca había contratado el Hotel Killari y fui derechito a dejar la valija, seguir tomando aspirinas y lavarme la cara que ya tenía como una momia de comer tierra desde las 6 de la mañana. El pueblo es como en joda, mínimo, y tiene una calle -Libertad- de restaurantes y casas de comida que serán 10 CON TODA LA FURIA y allí me fui a buscar algo de comer. Las elegidas fueron unas empanadas de cebolla y quesillo y quinoa y quesillo que estaban para matar por ellas de un restaurant -cena show, casi me suicido mientras esperaba el pedido- que se llama Tierra de Colores. Dormí como un angelito, desayuno temprano y de vuelta al “centro” a hacer compras y esperar la traffic para seguir. Detalle: las cosas MÁS LINDAS están en Purmamarca, no son tan baratas como en Humahuaca pero regaladas en relación con Salta ciudad. Compren acá 😉
La ruta que va de Purmamarca a Tilcara es la más vistosa porque cruza todas las montañas de colores que ven en las postales 😀
Tilcara es meh y al llegar te cuentan las anécdota de la famosa maldición a la Selección Argentina de Fútbol que no entendí. El parque donde se encuentra el Pucará de Tilcara es muy lindo y vale la pena la entrada, pero el “servicio de guías” es un robo; mejor sepárense del grupo y recorran el parque con alguna audioguía o folleto bajado de internet. De ahí a un restaurant a comer milanesa de llama y su ruta hasta Humahuaca. En este camino, el minibus para unos minutos en el monolito del Trópico de Capricornio para sacar fotos y donde también aprovechan a venderte boludeces.
La ciudad de Humahuaca es la más grande y poblada de todos las de la Quebrada y es ideal para recorrer a pie. Acá te dejan medio suelto unas horas en las que yo aproveché a comprarme TODO. Es el lugar ideal para comprar tejidos e hilados caros de alpaca o llama, pero también para comprar chucherías baratas para llevar de recuerdo y esas famosas bolas de colores que todos compramos y no tengo mucha idea para qué porque siguen en el cajón de las medias. Las calles están ATESTADAS y a cada paso te vas a cruzar con nenitos que te van a querer decir coplas a cambio de monedas ¡es una trampa! a los 5 minutos tenés un racimo (o tené preparadas muchas monedas a cambio de que NO te reciten coplas que son un embole).
La vuelta es por la ciudad de Jujuy, con parada estratégica en la plaza de hora y media para tomar la merienda e ir al baño y juntar fuerzas para la vuelta a Salta. Más o menos como pasa con el Tren a las Nubes, en casi nada del recorrido hay señal de celular y es más negocio llevar el teléfono en modo avión para no gastar batería y pasarlo a wi-fi cuando te asegurás que hay.
Haciendo el recorrido así, me parece que se aprovecha mejor el tiempo que saliendo directamente desde Salta porque tenés que hacer una ida de más y las rutas de curvas, subidas y bajadas sin nada para ver son medio tediosas. Igual, Salta tiene una oferta muy amplia de excursiones para todos los gustos, edades y ondas, así que seguro que van a conseguir un plan que les resulte divertido en cualquier época del año.