El viaje de Donostia-San Sebastián en España a Carcassonne en Francia terminó siendo más complicado de lo previsto, así que -para hacer honor a la historia del lugar- lo llamé “La Cruzada a Carcassonne”.
Tenía comprado un hermoso pasaje en micro desde San Sebastián a Carcassonne -a través de la muy ágil pero ESPANTOSA web de ALSA- pero resulta que de tan espantosa y poco usable terminé comprando para el DÍA ANTERIOR al que yo pensaba. Resulta que se hicieron las 12 de la noche y me entero que mi micro había salido el día anterior y no volvía a salir hasta el día siguiente :S Me sentí una sub-normal durante un rato, hasta que encontré tres personas más con el mismo problema gracias a las bondades de la compra online. Por suerte, el único chofer que nos explicó el inconveniente también nos dijo “No importa, mañana a primera hora se toman el tren a Hendaya y ya están en Francia”… Con otra chica que me mandó D_os -Tez, una norteamericana que vivió 5 años en Argentina- nos fuimos a robar wi-fi a un bar de unos argentinos que ya estaba cerrado -que resulta que aún tenía a su encargado uruguayo adentro y nos dejó pasar, un amor- conseguir un hostel para dormir unas horas y esperar a que sea mañana temprano…
A las 7 nos levantamos, desayuno, ducha y a tomar “El Topo” que es una especie de subte que va por arriba hasta la frontera con Francia. Este trencito es un encanto y nos dejó -después de 7 estaciones- en la terminal donde compramos el pasaje de SNFC cada una a su destino: yo a Carcassonne y ella a Montepellier. Aunque mi destino estaba casi de camino del suyo, terminé comprando un pasaje con una escala más que me ahorró casi 20 euros… pero como todo puede fallar se retrasaron dos de las escalas y terminé dos horitas en Bayonne y una y media en Toulouse.
¡PERO NO ESTÁ MUERTO QUIEN PELEA! Y cuando uno está en plan turistear a morir, hasta puede ser divertido. En la estación de Bayonne me enteré que eran famosos por su jambon de Bayonne, así que no hay mejor plan que comprarse un sánguche y salir a recorrer los alrededores 🙂 Este jamón es más salado que el Jabugo de España o el Parma de Italia, así que en el #jamoncrudotour terminé catando uno diferente, por ahí más parecido al argentino porque es más rosadito.
Llegó la hora de tomarme el segundo tren (segundo en Francia, tercero del día), esta vez a Toulouse donde me confundieron (?) tres personas diferentes con “una cantante” (supongo que Lady Gagá porque somos idénticas).
De Toulouse a Carcassonne se me pasó volando. Ya tenía el pelo como un nido de gorriones de dormir en diferentes medios de transporte y los brazos como hilachas de subir y bajar la valija -con caída con la valija encima bajando una escalera inclusive-, así que cuando finalmente vi el cartelito de Gare de Carcassonne, casi 12 horas después de emprender la cruzada, me dio una risa nerviosa que me duró varias cuadras 😀