Después de los dos días en Capri, llegaba el final del viaje en Roma. Con el ferry llegué a Mollo Beverello y de ahí un taxi a Napoli Centrale a recoger el equipaje que había dejado en guarda y tomar el último Frecciarossa (¡cómo se extrañan los trenes italianos!) a Roma Termini. A pesar de que mi hotel estaba a cinco cuadras, era casi de noche, estaba cansada y se me rompió la brújula mental y no logré orientarme muy rápido, pero unos policías que estaban ahí sacaron sus Google Maps y me indicaron todo con una sonrisa. La primera impresión de Roma fue que es una ciudad en la que podría vivir, todas las ciudades tienen un ritmo, un latido y me di cuenta que yo latía así, a ese ritmo.
Mi hotel estaba gloriosmente ubicado pero mi habitación era en un segundo piso por escalera y fue la más chica de todo el viaje, con baño compartido. Ninguna de esas cosas me molestó -además ya las sabía de cuando había hecho la reserva– porque la amabilidad del personal y la buena onda que le pusieron en todo momento hacen mucho más por lo placentero de la estadía que un metro más de superficie en el cuarto. El Hotel Saturnia está ubicado en una cortada a mitad de camino entre Roma Termini y el Coliseo, como para que se den una idea en el mapita, a unos pasos de TODO y con accesos comodísimos a los medios de transporte. Cuando yo estuve fue record de altas temperaturas y, como en todos lados se cuecen habas, hubo muchos cortes de luz en zonas céntricas y nuestra zona fue una de las “favorecidas” con esto. Así que esa noche me quedé en la vereda fumando un puchito mientras el conserje se volvía loco y se deshacía en disculpas y al rato otra pareja de argentinos de luna de miel que se alojaban ahí se quedó acompañándome y dos horas después seguíamos sin luz pero de peña en la vereda con los empleados del hotel que nos sacaron bebidas y unas sillas del comedor 😀
Como en otras ciudades del recorrido, tenía comprada la Roma Pass que retiré en un PIT (Punti Informativi Turistici) cuando llegué y usé para moverme en transporte público y entrar a varias atracciones. Junto con la tarjeta, te entregan la Roma Guide que cambia con cada temporada y te informa todos los beneficios adicionales que tenés con la tarjeta. En mi caso, con el descuento, contraté un tour en segway de Rome by Segway que les contaré en el próximo post 😉