Este cruce comienza igual que el de Georgetown a Paramaribo, pero con un ingrediente “aventurero” que me hizo dudar un poco por primera vez durante este viaje…
La primera parte es tomar un taxi colectivo a Albina, la última ciudad fronteriza de Surinam y, como se imaginarán ¡sale frente al mercado! La mecánica es la misma del otro viaje: promotores, gritos, taxis que no están completos pero que dicen que están para conseguir pasajeros, calor, etc. Lo bueno es que los taxis son pequeñas camionetas japonesas que son más cómodas, lo malo es que llevan 8 personas así que es más difícil que se complete. BUSQUEN UNO QUE TENGA MUCHOS PASAJEROS SENTADOS EN EL TAXI, no se dejen engañar con el equipaje cargado porque mucha gente va de compras a Surinam y muchas valijas no es sinónimo de mucha gente 😉
El viaje es bastante largo (fácil, cuatro horitas) y tedioso -sobre todo porque todos van a ir hablando todo el tiempo un idioma desconocido (a no ser que Uds. hablen taki-taki) y la ruta está en construcción, con muchos tramos en perfecto estado y muchos tramos que es como andar por la banquina en un camino de montaña. Lleven comida y bebida, las paradas son aleatorias…
La parte divertida (?) es cuando llegan a Albina…
Albina es una ciudad BANANERISIMA, digna de las películas norteamericanas en las quieren pintar una ciudad horrible de Latinoamérica en la que desaparecen periodistas… pero no es peligrosa si no se andan haciendo los cowboys y a la mayoría de las personas que están ahí los turistas le importan un pito 😀 Todo el glamour de Surinam se quedó en Par’bo.
El taxi los va a dejar en el puerto de los ferries, donde está Migraciones y Aduana surinamesa para que les sellen el pasaporte. No se cómo será en hora pico, pero yo llegué a las 4 de la tarde y poco menos me dicen que me selle yo misma el pasaporte y de paso que les cebe unos mates. No se dejen engañar por la indiferencia, porque si no tienen su sello de salida de Surinam, se tienen que volver nadando de la Guayana porque la otra frontera… ¡ES FRANCIA! Y ahí no se jode.
Pero cuando salen a tomar el ferry -cha chan cha chan- el ferry no está. MOMENTO DE SUSPENSO. Y hay un racimo de “chinchorros” piojosos ofreciéndose a cruzarlos… Dudan media hora, van al baño, pelean el precio, se quieren matar, dudan otro poco… Y SE SUBEN A LA “PIROGUE”. El viaje da miedo, se mojan un poco, pero dura 10 minutos. Cuando están en el medio del Maroni ya se relajan y llegan en menos de lo que demoran en darse cuenta.
En el amarradero de ferries del lado francés se tiran del barquito y van a Migraciones y Aduana y hacen los trámites religiosamente como si estuvieran en un país normal. A la salida, la lógica indica que se tomen un taxi al centro del pueblo, pero yo no tenía Euros, así que caminé, cosa que al día siguiente me enteré que no fue una muy buena idea aunque NO ME PASÓ NADA DE NADA.
Pero mi estadía en Saint Laurent de Maroni queda para el próximo post…