¿En tren a Rosario o caminando?

Como en este blog me ocupo de hacer todas las boludeces que la gente piensa pero no hace, esta vez me tocó vivir la experiencia de ir en tren a Rosario desde Retiro en Buenos Aires.

Ya sabía, antes siquiera de ir a comprar el pasaje, que el viaje duraba una pila de horas, pero eso no me asustó (?) porque el tren es nuevo y vi las fotos y ¿qué tan grave puede ser que dure mucho? Bueno, una vez que estás arriba eso cambia.

El pasaje es muy barato. Buenos Aires-Rosario cuesta $210 (u$ 14) en primera -la tarifa más barata- y $255 (u$ 17) en Pullman -la tarifa más cara-, que es casi la mitad que el pasaje de micro, pero aún es más caro que el share de carpooling que entre estas dos ciudades está bastante organizado y sale entre $160 y $200. Las limitaciones para el equipaje del tren a Rosario son equivalentes a peso y volumen del avión, pero nadie le da bola y lo más probable es que se crucen con gente a la que le faltaría llevar un ternero vivo.

Lo segundo que entraría en la categoría de “bueno” es que los vagones son nuevos y están impecables. Impecables nivel Trenitalia. En Pullman hay dos lavamanos en un extremo y un baño -tipo avión- que se mantiene bastante decente durante todo el viaje (aclaro que fui fuera de temporada, y el vagón estaba al 50% y sin niños). Hay un dispenser de agua caliente y fría -tipo Sparkling- para la Primera y otro para la Pullman (cada categoría tiene 2 vagones). No hay enchufes en los asientos, pero en los extremos -cerca de los lavamanos y portaequipajes- hay enchufes de 220v como para cargar un rato el celular, etc.

 El principal problema es que va despacio. MUY DESPACIO. No, no se imaginan lo despacio… El tren a Rosario recorre 290km en 7 horas, 40km por hora. Para que se den una idea de la vida real, es la velocidad a la que el tren urbano sale de la estación, antes de que arranque 😐

Las butacas del tren son ENORRRRRRRRRRRRRMES y súper cómodas, pero no se reclinan casi nada. La distancia entre asientos también es muy holgada, así que cualquier humano, de cualquier tamaño entra lo más bien. A mi -que soy un hámster- me sobraba el doble del espacio para todos lados, al punto de poder sentarme perpendicular al asiento ¡y entrar!

Ahora las malas: la boletería es a la izquierda, en la terminal Retiro – Mitre (no en las boleterías comunes), en una oficina pobremente señalizada que dice Larga Distancia. La atención en esa boletería es nefasta, solo se puede pagar en efectivo y me atendió un post adolescente que no levantó la vista de su celular y al que le tuve que repetir TODO TRES VECES. A ese salame también le pregunté si el tren tenía algún servicio abordo y me contestó “Obvio, tiene el comedor”. Saquen directamente el pasaje online en este link y ahórrense hablar con empleados estatales guionados por Gasalla.

No se dejen engañar por las fotos que ven en el sitio web de Trenes Argentinos, no te dan ni un caramelo abordo. Mucho menos las cajitas esas todas pitucas de las fotos. Nada, nein. Y para completarla, el “comedor” es solamente un vagón con mesitas y en el que venden café, gaseosas, agua, galletitas -pocas- y alfajores -una sola marca y modelo-. Mucho peor que esos kioscos desabastaecidos de barrio que sólo están como fachada para venta de droga. Y el tren llega a Rosario Norte -la estación que queda en el centro de la ciudad, pasadas las 12 de la noche, así que hay que llevar comida si no quieren ayunar como yo hasta el día siguiente.

La llegada, a las 00:30 del día siguiente a la partida, es a la Estación Rosario Norte desde donde vuelve a salir una hora después hacia la estación Retiro de Buenos Aires. El servicio es diario, siempre a la misma hora, saliendo de Retiro a las 17:25 y terminando 00:30, para rebotar Rosario- Buenos Aires, de 1:25 a 8:30.

La verdad, el servicio es pésimo y no debería existir. No es una buena opción a bajo costo porque el carpolling es más barato y como reemplazo del micro para la gente de bajos recursos es casi un castigo por ser pobre. Y no, no vale la pena por el paseo, o porque te guste andar en tren, porque a las pocas horas de estar encerrado en esa pecera que no se mueve te inunda una desesperación inimaginable. Espero que cambien las vías para que pueda hacer ese recorrido en las condiciones que corresponde… pero no creo que eso pase muy pronto.

Hasta entonces, antes de ir en tren a Rosario, vayan caminando 😉