Esta vez la llegada a mi siguiente destino no fue nada accidentada. Con mi e-ticket comprado en la web de la SNCF llegué a la estación de Carcassonne y tres horas después ya estaba en la Gare Saint Charles que era mi puerta de entrada a Marsella Capital Europea de la Cultura 2013.

Por supuesto, llegando a las 12 de la noche no era como para andar recorriendo, así que me tomé un taxi y derechito al hotel. Hotel que era una porquería, pero eso ya lo conté en este post.

Fortaleza de If, Marsella
Fortaleza de If, Marsella

En mi primer día “turístico” el clima no ayudó mucho, así que me mojé y casi me vuelo con el viento, pero como soy una mujer muy aventurera IGUAL me subí a un catamarán que me llevó a la isla de If, que es -ni más ni menos- que la de la cárcel del Conde de Montecristo. Así que nadando entre orientales y a los empujones recorrí todo que tampoco es taaaaaaaaaaaaaanto. Como había comprado la Marseille City Pass tanto el viaje en barquito como la entrada a la fortaleza de If me salió cero euros. Esta tarjeta tiene una validez de 24 o 48hs e incluye el transporte público, museos, visitas guiadas y otros chiches; es negocio porque Marsella no tiene muchos habitantes pero es bastante extensa en superficie -sobre todo en comparación con las ciudades europeas que suelen ser como pañuelitos-.

A la noche de ese mismo día se me ocurrió hacerme la joven e ir a una fiesta toda hipster en una terraza de una escuela/universidad, que era el cierre de una serie de eventos por la Ciudad de la Cultura llamado THIS IS (NOT) MUSIC. Caminé doscientas mil cuadras, llegué al lugar, hice la cola para subir en un ascensor para 60 personas (!!!) y a las dos horas ya estaba volviendo. Los marselleses son bastante ariscos y poco dados a hacer sociales por lo que me la pasé caminando en círculos, entre cientos de personas sin que nadie -NADIE- ni siquiera me dirigiera la mirada… por lo menos era gratis 😀

THIS IS (NOT) MUSIC
THIS IS (NOT) MUSIC

Al día siguiente, de nuevo arriba de un catamarán, esta vez para recorrer las famosas “calanques” que son una formación costera bastante curiosa: una especie de acantilado de una piedra que se llama “cassis”. Otra vez lleno de orientales de todas las edades, pero lo bueno es que a mitad del camino salió el sol y me dormí una linda siesta en el barquito. Llegamos y directamente desde el puerto me fui a una visita guiada a un barrio tradicional llamado Le Panier. Digamos que fue “moderadamente” interesante… como casi todo en Marsella.

Ruta de Le Panier, Marsella
Ruta de Le Panier, Marsella

Los otros dos días que estuve en la ciudad estuve haciendo recorridos varios, boludeces varias, comidas varias, pero nada que realmente me pareciera destacable. Marsella es una ciudad que fue arrasada durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruída a partir de escombros, así que no hay nada especial casi en ningún lado. Fue la primera ciudad de Francia y, aún así, no tiene muchas cosas anteriores a 1950. Por otro lado, nació, creció y se desarrolló gracias a la inmigración africana, así que como toda ciudad de inmigrantes la gente no es cálida ni amable, más vale todo lo contrario…

Ahora, a dos meses de haber vuelto, sigo con la misma sensación de “gusto a poco” que tenía cuando estaba allá…

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