Comida

Vivir de la caza: Dónde y qué comer en Bariloche

La vida del influencer es muy sacrificada y otra vez me atrasé con un post que debería haber escrito hace medio año sobre qué comer en Bariloche.

En invierno me fui a festejar mi cumpleaños para allá y -como era de esperar- aproveché a comer cosas que no como habitualmente cuando estoy en Buenos Aires.

Así como en Ushuaia las estrellas fueron la centolla y el cordero patagónico, en Bariloche es el ciervo y la repostería. Y en eso me distraje -y volví con casi 3 kilos más en 5 días 😀 –

Cocodrilo’s Pizza

Esta pizzería está desde cuando yo fui a Bariloche en mi viaje de egresados, que fue antes de la última glaciación cuando murieron los dinosaurios. Queda en la punta de Mitre, al lado de los arcos del Centro Cívico y no se destaca por nada más que la paciencia y buena onda del personal y que te hacen de comer -minutas o pizza- a cualquier hora que les caigas. Yo fui un miércoles a las 4 y media de la tarde a comerme una pizza de ciervo con cerveza y tan panchos. No puedo ser imparcial para calificar este lugar, lo siento mucho, LO AMO, así que no le pongo puntaje.

EL CARTEL es de hace mil años <3
La pizza de ciervo. Un hit para la merienda.

 

La Quesería

No es un restaurant, pero si hablamos de comer en Bariloche seguramente se merece un lugar en la lista. Es una mega fiambrería para comprar embutidos de ciervo, delikatessen varias de productos patagónicos y -obvio- quesos. Tiene 2 sucursales, una en el centro -Moreno y Palacios, a 1 cuadra de la peatonal- y la otra en la Av Bustillo, km 7 para los que paran en el Cerro. Es caro, no importa, 10 puntos.

 

Chiado

Uno de los lugares más lindos de Bariloche, no pueden dejar de ir. En Av Bustillo 17900, cuando empieza Circhuito Chico está este restaurante-casa de te para morirse de amor. Yo fui a la tarde por recomendación de uno de los chicos del hostel porque quería “un lugar con buenas tortas, no de plástico” y me mandó al sitio correcto. Tomé un blend de te blanco con flores y dos tortas individuales sublimes.
El ambiente es un encanto, igual que su dueño que me contó como lo habían construídos ellos mismos con el padre y el amor que se nota le pone al trabajo y a los productos que elaboran. Me queda para la próxima ir en horario de comida porque me quedé con las ganas de probar la carta corta pero interesante. 10 puntos, casi 11 <3

Todo es muy pituco
Vintage que no da viejo ni mugriento. Un éxito.
Húmedo de chocolate y pistacchio
La entrada está medio escondida.
La vista <3
Key-lime pie

 

Carrito de choris de la plaza

¿Qué pasa si llegás cerca de las 12 de la noche a Bariloche con hambre? Te podés morir porque hay dos mil bares abiertos pero ni kioscos para comprar un paquete de papitas, peeeeeeeeeeeeeero con el dato correcto te podés engullir un regio sánguche de milanesa en un carrito en la calle como hizo yours truly.
En pleno centro, a una cuadra del Centro Cívico para arriba hay un carrito de milanesas, hamburguesas y papas fritas muy limpio, digno y con productos frescos. Siempre hay mucha gente, pero vale la espera. No es para pedirle fantasías, no es un “food truck” pero es bastante más digno que las porquerías que se consiguen en el conurbano bonaerense. Cumple con lo que promete, 8 puntos.

 

Confitería Giratoria del Cerro Otto

Es un loquero y para no morirte de la desesperación con el mar de gente te recomiendo sigas mis instrucciones para visitar el Cerro Otto. Los mozos son muchos, pero igual es un desbole y el lugar -sacando la gracia de que gira- es bastante rasca.
El guiso de ciervo es un GO LA ZO, pero me lo trajeron frío que tuve que pedir que me lo calentaran -de nuevo, más por caos que por mala voluntad del mozo/cocina-. Es todo medio caro, pero venden vino por copa y la carta tiene opciones para todos los presupuestos y horarios, así que terminás gastanto lo mismo que en casi todos lados -mucho, como en todos lados-. Recomiendo la visita y el guiso de ciervo, pero “en contexto” 😉 8 puntos.

Los vidrios se empañan cuando hace frío y está lleno de gente
El famoso ragout de ciervo

 

Para terminar, en los alrededores del Centro Cívico hay montones de restaurantes “normales” donde comer el clásico goulash y platos y picadas de ciervo, jabalí y otras cazas, pero son bastante trampas para turistas con precios ridículos y horas de espera -si, HORAS para sentarte en una mesa- porque caen las agencias de turismo receptivo con micros y es medio intenso si vas de manera particular.

Si conocen algún lugar de esos que no te podés perder, anótenmelo en los comentarios y la próxima los visito y les cuento.

 

 

 

 

 

 

mtorchiari

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