No estuve mucho tiempo en Belem y me dio la impresión de que la ciudad merece una visita de más días, como para poder recorrer los innumerables puntos de atracción que tiene. Pero de todas esas atracciones lo que me voló la peluca es el mercado Ver-o-peso.

En la costa de Belem, bordeando el puerto, se encuentra este famoso mercado de… todo. Lo más impresionante para una porteña como yo es la enorme variedad de frutas tropicales (lógico), pescados y hasta animales de corral VIVOS.

A pesar de aparente caos, típico de los mercados, los puestos están perfectamente organizados por tipo de mercancía que venden. Hay un sector destinado a la ropa (mayormente la misma ropa de imitación que en cualquier feria, de bastante mala calidad); un sector de frutas; un sector de embutidos de cerdo ¡UN SECTOR COMPLETO DE EMBUTIDOS!; un sector de harinas y molidos; un sector de peces salados y camarao (lo que llamamos en Argentina langostinos y camarones, en Brasil se llama camarao a todo); un sector de animales de corral vivos (gallinas, pavos, patos, conejos, cuises, ratas ¡RATAS!, etc); un sector de remedios umbanda y herboristería; un sector de verduras (bastante pobre al lado de lo que se consigue en Argentina); un sector de pulpas de fruta y verduras preprocesadas en que meten toda clase de cosas en unas picadoras que largan pastas que se venden en bolsas (esto reconozco que ni se me ocurre como explicarlo porque ni se me ocurren las aplicaciones de estas pastas de colores); un sector de puestos de artesanías locales (hay cosas geniales, pero si me entusiasmo vuelvo con 5 valijas de más); y la parte más genial de todas que son los puestos de comidas (y cerveza que es lo que más se consume en Belem después del aire). Todos esos puestos son al aire libre, sin refrigeración (tenés que tener las defensas altas y todas las vacunas colocadas) y el conjunto se completa con un mercado cubierto de pescados y mariscos frescos.
Esta enorrrrrrrme feria va mutando con el correr de las horas (si, fui a todas las horas por razones que no vale la pena enumerar en este post) y es maravilloso ver su metamorfosis. A primera hora de la mañana los puestos están rellenos e impecables, se oyen voces todo el tiempo como una radio encendida de gente que negocia precio por volumen -tanto los que venden como los que compran, porque a los puestos llegan los compradores y los productores AL MISMO TIEMPO y las transacciones son en tiempo real 😀 -. Cerca del mediodía a los puesteros se les empieza a notar el fastidio de la compra-venta y están con hambre y ganas de largar todo al choto (este momento es el mejor para ponerte a preguntar boludeces en los puestos porque no quieren trabajar y cualquier excusa es buena para un recreo 😉 ), mientras tanto, en los puestos de comida comienza la acción porque llegan masas de personas que no estaban comprando, los vendedores ambulantes de cualquier pelotudez que ocurra y LAS PEDICURAS AMBULANTES (yo creo que los paraenses tienen el sistema inmune de los murciélagos porque hacen todo lo que pueden por apestarse y ná). La primera tarde transcurre con más calma -es la hora del turista– y sobre el final, cerca de las 5, ya todos los puesteros y habituales están con hectolitros de cerveza encima y se animan a cantar, tocar instrumentos en desprolijas jam sessions, jugar partidos de dominó y naipes (no llegué a entender qué, pero parecía una especie de truco) y es todo alegría y diversión.
En muchas reviews vi que lo describían como un lugar peligroso… NADA QUE VER. No hay que ser muy idiota, es un lugar en el que hay miles de personas circulando con la consecuencia de que no todos esos miles son angelitos del Señor, pero no viví ninguna situación ni remotamente violenta. Los puesteros pueden ser más o menos amables, pero es cuestión de buscar uno que sea más amable o que esté en un mejor día… yo pregunté enormes cantidades de pavadas y me respondieron todo con bastante paciencia (piensen que están ahí para vender cosas, no son guías del Musee D’Orsay). Y me tengo pendiente, para la próxima visita, quedarme más tiempo a la tarde porque -está bien que soy medio salvaje- pero no me pareció que una mujer sola en medio de hordas de feriantes borrachos sea lo más conveniente… pero para un grupo me parece la joda ideal 😀
Les dejo unas fotos que no llegan a representar la onda del lugar -y algunas están fuera de foco y/o movidas- pero es algo.

mtorchiari

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