Comida

Al infinito y más allá: por qué todos deberían ir ya mismo a Piedra Infinita de Zuccardi

El principal problema al que me encontré para escribir este post es que hay TODAS LAS POSIBILIDADES de que suene a patrocinado porque quedé encantada. Pero no, no es patrocinado al punto que toda la aventura empezó bastante mal con malos entendidos, mails que no llegaron, reservas que no se confirmaban y puteadas varias por twitter.

Como conté en el post anterior del #BetoParkerTour, llegar a Finca Piedra Infinita puede ser un desafío para los tímidos pero recomiendo que no vayan manejando para poder tomar y comer tranquilamente. En grupos de más de 4 personas hay varias empresas de turismo receptivo de Mendoza que ofrecen el traslado, así que si son varios, averigüen por esa opción. Y, por supuesto, asignen el día completo a esto porque es lejos y no van a querer perderse nada de lo que la visita tiene para ofrecer.

Desde el estacionamiento, cruzar el camino hasta la puerta es un adelanto de la magia y asombro que va a acompañar al resto del día. El edificio es imponente y hermoso y ninguna de las fotos que vean le hace justicia. Es una mole de cemento que se integra perfectamente con el paisaje, rodeada de jardines de especies autóctonas, piedras locales, vides y estanques artificiales muy difíciles de describir con palabras. Yo tuve la fortuna de llegar con sol pleno y de irme con el cielo completamente cubierto, y la luz que refleja la cúpula cambió tan drásticamente que parecía irreal, como de diferentes materiales.

Dentro del edificio, en las áreas habitables, la mejor representación de que el lujo no es vulgaridad. Materiales elegantes en la cantidad justa, una pared recubierta como de duelas verticales dándole una textura alucinante, vidrio metal, cuero y todos los elementos de la naturaleza. Quedé muy impresionada. MUY. Y yo que no tengo corazón, ¡imaginate! El tema de la naturaleza, la elegancia a través de los elementos autóctonos, las texturas y “pairings” va a ser también el hilo conductor del impecable menú de pasos.

La visita propiamente dicha a la finca, comienza reuniendo al grupo en la terraza posterior, copa de espumante o agua y explicación con láminas de las características del terruño. Yo hice la visita en inglés, con la enóloga Verónica Mescolotto que además de ser encantadora, demostró un entusiasmo por su trabajo y por el producto que -lamentablemente- es bastante poco frecuente en las visitas guiadas a bodegas en Mendoza. No quiero spoilear (?) así que hagan la visita completa para entender mejor por qué la fruta de Valle de Uco merece una vinificación diferente al resto de las regiones.

Y llegamos a la parte de la comida y siento que me voy a poner a llorar de la nostalgia. Lo que armaron para maridar con los vinos de la bodega es directamente ES CAN DA LO SO y brillantemente ejecutado por el chef Emiliano Gasqué. Aprovechando los excelentes productos de la región y los métodos de cocción tradicionales de la cocina criolla, logró un menú elegantísimo que no compite con los vinos, ni con el espíritu del lugar y que crea un festival en la boca.

El pan casero con verduritas en conserva, preparan la boca para el para el primer paso: Ensalada de zapallo de Tunuyán al horno de barro, ricota de cabra, vinagreta de granada, zucchinis babys orgánicos y aceite de oliva, maridado con Alma 4 Pinot Rosé. En este paso, el ahumado del zapallo que es una crema, junto con la acidez de la ricota de cabra -que recuerda un chevre texturado- es una sorpresa en cada bocado. El kale -verdura que odio por rústica- tan bien trabajado que no parece un yuyo y las semillas junto con la vinagreta son como puntos de explosión.

El segundo paso es Huevo de campo poche sobre brioche, trucha curada y polvo de olivas negras, con un Zuccardi Q Chardonnay que se va al espacio. Ese plato fue mi preferido y sigo salivando ahora que lo recuerdo. No es un huevo poché es magia, la trucha curada no se parece a nada que haya comido antes y el polvo de olivas es suave, salado y en la cantidad justa. Al cortar el huevo la yema se va deslizando dentro de la tostada de brioche -DE BRIOCHE, enloquezco- y cada bocado es muy dulce y muy salado a la vez. Tuve tantas ganas de chupar el plato que pensé seriamente qué tan salvaje quedaba si lo hacía.

El tercer paso es como la Marcha Imperial de Star Wars. Ya cuando estás parcialmente en coma por la comida y los vinos anteriores, aparece el Chuletón a las brasas con papas rotas crocantes y mezclum de hojas verdes orgánicas, que es nada más y nada menos que… UNA COSTILLA DE RES ENTERA, asada al punto justo -hacía mucho que no lograba que me trajeran una carne bleue y acá sucedió-. Y si todavía no creías que habías llegado al cielo, Zuccardi Aluvional Altamira 2012 que es el vino que seguramente toma D_os con el asado. Voy a ser honesta, la ensalada ni la toqué, ni me importó pero sospecho que estaba a la misma altura de las papas hechas en camisa y partidas antes de la segunda cocción que estaban completamente crocantes y ahumadas por fuera y suaves y cremosas por dentro. No pude terminar ni el 20% del plato así que me ofrecieron una doggy bag -que decliné porque no tenía idea cómo iban a seguir mis días- y que vi que llevaban en otras mesas. ¡Encima te dan un tupper!

Y a esa altura de la comida, hace su segunda aparición Verónica -la enóloga- ofreciéndome probar dos varietales con el estilo que desarrollan en la bodega de San Carlos: Zuccardi Finca Canal Uco, un 100% malbec y Zuccardi Finca Los Membrillos 100% cabernet sauvignon. Dos VINAZOS que no se parecen a nada, dos unicornios… dos vinos completamente eróticos, sexuales (y me importa tres culos que no sean adjetivos para vino, porque deberían). Este passe totalmente fuera de programa sigue sumando a que la visita a Zuccardi Piedra Infinita sea una sorpresa constante, una experiencia integral más que un tour, en el que se nota todo el tiempo que cada pieza es parte de un amor especial por el vino, por el servicio y un proyecto empecinado en superarse.

El último paso, el postre es liviano, chiquito, como un cuentito antes de dormir. Moderadamente dulce, la Crema catalana, manzanas impregnadas en limón con su granita y teja de praliné ayuda a cerrar la comida con tranquilidad. El maridaje con Solería es sobrio porque a pesar de ser un fortificado, es más suave y sereno que su primo el Malamado y no abruma. Definitivamente, este final es otro acierto del chef.

Té, café y agua están incluídos y yo elegí un boldo sencillo para ver si podía pararme de la silla porque estaba como la boa de El Principito. No obstante, mientras hacía la sobremesa mirando los viñedos y meditando sobre la vida, la felicidad y la inmortalidad del mosquito, viene Federico Asín -el Manager de Turismo que me había recibido al llegar- a ofrecerme un café tostado especial de Puerto Blest que quería que probara y al que no me pude resistir.

El definitiva, entiendo que no es un paseo para todo el mundo -y si no sos amante del vino, mucho menos- pero rinde muchísimo más de lo que cuesta. Si se pondera la calidad de la cocina, los vinos que se ofrecen y el setup general de todo, podría costar tranquilamente el doble. Vayan, vayan ahora, vayan ya mismo, antes de que se lo cuenten 😉

 

Cómo llegar a Zuccardi Piedra Infinita: en tour desde la ciudad de Mendoza para grupos de más de 4 personas, en auto siguiendo este mapa o en micro + remise con todos los datos en este post.
Horarios de visitas: miércoles a domingos con tres horarios disponibles para visitas y degustaciones, 10.30, 12.30hs (ingles) y 16.00hs. Este programa completo tiene una duración de 1.15hs aproximadamente. Todas las actividades en la bodega, (Almuerzo, Visitas o Degustaciones), requieren de reserva previa confirmada.
Precios: Visita sin degustación, $ 250 (u$17 aprox.); Menú con maridaje 1, $1100 (u$ 74 aprox); Menú con maridaje 2 -el que hice yo- $1300 (u$ 87 aprox).
Contacto: reservas@piedrainfinita.com -pero ese mail anda como la mierda, chequeen todo por teléfono- +54 (261) 4410000  Int 750, www.zuccardiwines.com

Mas fotos del #BetoParkerTour en mi Instagram/mtorchiari

 

mtorchiari

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  • El lugar parece una base secreta en el desierto en una de las últimas películas de James Bond (Quantum, creo)

    • Chile! del otro lado de la cordillera. Hacía de Perú (?) pero era el desierto de Antofagasta. Igual este edificio es mucho más lindo, pero hay que verlo en vivo... o ir a meterle una peli de James Bond encima

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