Vuelo a Brasil

El vuelo a Brasil desde Buenos Aires salió a horario y con el avión de Aerolíneas Argentinas cómodamente ocupado (ni hasta las orejas, ni vacío)por la terminal Internacional del aeroparque Jorge Newbery que es un horror. Todo muy lindo con los carteles de “Disculpe las molestias, estamos en reformas” pero parece el salón de turnos del ANSES.
Me dieron un snack en cajita consistente en un sandwich de jamón y queso -con una feta gruesa como un Iphone de jamón, me lo hacen a propósito- con pan de orégano, un alfajor Cabsha de chocolate y 1 (un) caramelo; café, te, gaseosas, agua.
Llegada a Guarulhos, hice tres colas que no me correspondían hasta que pregunté -cosa que tendría que haber hecho de entrada- y encontré los counters de Gol… a los que tampoco pude llegar porque me atajó alguien que me señaló el aparato para auto checkin de la foto. De nuevo por instrumentos en ese aeropuerto que es grande como un país europeo y con más o menos la misma población, llegué a la puerta de embarque asignada… que cambió DOS VECES en los 35 minutos que estuve esperando. Nunca en la vida de D_os saquen un vuelo en combinación con menos de dos horas de buffer si tienen que poner un pie en el aeropuerto de San Pablo… Flojo el snack: una porción individual de unas galletitas tipo Saladix y gaseosas (a mi me tocaron dos porque hice dos tramos en ese avión).
Tal y como estaba previsto, llegó el vuelo a horario a Val de Cans, en Belem, pero mi valija se quedó en el triángulo de las Bermudas de las cintas transportadoras y me la traen esta noche al hostel.
Tuve todos vuelos buenos, tranquilos, con poquísimas turbulencias y sin niños gritando. Esperemos que siga todo así de legal el resto del trip 😉